septiembre 7 2012

ADIOS, CARTELITOS, ADIOS

 Todo llega a su fin aunque parezca que está muy lejos. Lo digo porque allá mitad de Junio, el amigo Ramonet, marshall sonriente, me propuso la opción de ir a un desconocido rancho para 3 meses. Cosa que no dude pues tenia los fines de semana libres durante éste tórrido verano inhumano, a saber, 10 fines de semana. Cosa impensable años atrás ni en un año entero.
Pues allí que fuí y volví 3 meses después, un lujo durante 3 meses, un sueño del que acabé por despertar cuando llegó el 5 de Septiembre.
Por allí moraban unos personajes que vivían en una nube, en los mundos de «Yupi» comparando la selva exterior que les podía esperar, realmente no saben lo que tienen, sin estar pendientes si alguien los mira, controlan, o les dicen las impertinencias de rigor por las ordas que pululan los diferentes ranchos, aquellos a los que hay que darles la razón aunque no la tengan.
Empezando por «Golda Meir», buena persona sin malicia externa, que en cuanto la saquen de la cueva por el pasillos o corredor de la muerte (que es el trozo de pasillo que separa ese «Cielo» del infierno exterior), le dan su sentencia de muerte laboral.
Otro curioso personaje es el que repite mas la palabra «correcto» que eructos después de la Oktoberfest. A su lado, figura el «busco-piso», buen elemento, y parece que es el «tapado» de Golda-Meir.
Como en todos los ranchos, hay un personaje díscolo, gracioso, en este caso graciosa, y con la que se puede hablar, «la Murciana de Oro», vale la pena conocerla.
Y para acabar tenemos al «Autista», pues no habla, no gesticula, ni hola ni adiós, nadie sabe lo que hace pues solo rinde cuentas ante el «enfermo Manolin», lastima de Manolín por lo joven que es, ¡Ojala que dure mucho allí!. Bueno el autista es la gran interrogación, poco duraría al exterior a no ser que arrimara a los grandes Sherifs.
Allí siempre es buena hora para picar algo, cervecita, infusiones varias, aperitivos, vamos, que no se suda si no sales al exterior del centro de la urbe.
Vale la pena quedarse allí, un lujo al alcance de muy pocos.  ¡Suerte!
agosto 22 2012

10 DIAS EN EL PARAISO

Quien piense que ésto es pesado, estar en el rancho de los cartelitos, se equivoca. Ni se suda tampoco, ni salen callos, aunque, cierto es que la forma de sudar, esos manchurrones delatadores, solo aparecen al salir al espacio exterior.
El «compañerito» autista no suda, no habla, hipnotiza a su sombra mirando su pantalla en el rincon de los castigados. El autista sale, entra, todo «se la aventa».
Aparecen los primeros grados calurosos en la ventana, en esta burbuja se es inmune al mundo exterior mientras aguardo la llegada de los «emilios» que hagan mover los músculos metacarpianos.
El autista aguanta la respiración 8 horas, no se le oye, hasta come, o se le supone, tipo hipopótamo, media hora bajo su mar de incognitas, interrogntes para los demás dado que no se le conoce actividad molecular adicional.

julio 17 2012

El rancho de los «Cartelitos»

Ya quiero coger la parca.
Dejar pronto la tierra,
Saltando a la carrera,
tirando al fondo del lago,
todo lo que hice o hago,
para vivir fuera, en la tierra.
Dejadme cojer mi barca,
dejadme cruzar el charco.

Quiero vivir en la selva
o en las dunas de Marte,
dejadme solo, aparte,
sin que nadie a por mi venga.

Cuando llegará ese dia,
el viaje del sueño eterno,
hacia el cielo o infierno,
haciendo mi vida más fria.

Le llaman Martin Francés,
queria cruzar los lagos,
de la muerte, sin amagos,

en la vida sin futuro
para caer en el fondo seguro
de los campos arrasados
por millares de jinetes
de la muerte, ya sin amigos.

Desde el globo en la altura
veo pasar la vida
sin haber conseguido nada
sin ponerla a buen recaudo
ni recibir soldada
por aquello luchado en el dia

ni haber tenido mesura.

Estoy de modo provisional en un rancho del centro, el de los ricos, que mas que rancho parece el jardín del edén. No saben los nuevos integrantes de este lugar lo que es estar en el campo de batalla expuesto a caer «Por Dios y por España» en cualquier momento, a expensas de la suerte que no te alcance el verbo asesino de cualquier merodeador de los que suelen deambular por los largos pasillos del rancho habitual. Este es un destino hasta Septiembre, no creo que se alargue mas del 5 o 6. Total que hasta Octubre no apareceré por el rancho habitual. Aqui no saben lo que es «patir», un lujo si me pudiera quedar, cosa que es altamente improbable.