Pero que buenas están las galletas fontaneda de LU.

Estallo ayer la bomba deportiva, como dijo el pequeño gran Jose Mª.García.
Gran alboroto por intentar hacer una pregunta: empujón y vete de aquí que molestas. No se puede interferir cuando gafitas habla. No cruzarse en su camino, pues luego viene  logistico y son dos contra uno. No hay color ni posibilidad de salir airoso. El culpable, el de siempre.

Consecuencia: teclado roto, dolor de cabeza, enfado monumental, tengo la culpa de todos sus males, pensamientos oscuros con vistas al final de mis días.

Pastillas y sangre a borbotones, sangre y lágrimas, que no de cocodrilo.  Extrañas sensaciones que revuelven el sudor que cae por la nuca. No muy tarde caería en los sueños de Morfeo, o alguno de esos del sueño eterno. Sudor y calor por dentro que rebota en tensión en la cabeza. Cada vez más profundo, angosto, una trampa de la que me echan la culpa. ¿A quien si no?

Solo hace falta valor, y se acaba todo. Contra más tiempo pasa, más duele.

Todo parecido a la realidad ya no es coincidencia, es real, y llega en breve.

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:…………………………………………………. Ahora quien hay alrededor, para cambiar de tema, como si despistara al enemigo.

Se sienta y no dice nada, espera, mira. Con su horrible look de “pilla viudas”? Aparte el que se ha perdido de la tribu, a pasar la mañana al fresquito, donde entre mucha gente pasa desapercibido. Mientras el del traje de hawaiano se rasca los huevos, buscando alguna víctima. Que por fin lo encuentran. No se puede vestir más hortera.

Sandalias y chanclas asquerosas por doquier.

Brazos silicona dos de píldoras, y barrigas que caen, arrastran la grasa abrillantando el suelo de madera. ¿Que esconde este lugar?

Muchas chanclas se pasean sin dejar mucha caja, más bien ya tiesecitos. Todos con un patrón común.

Muchas gafas de sol en un local donde apenas hay luz artificial, muchas incongruencias. Excepto las galletas de LU.