LA ABUELITA PAZ, GENIO Y FIGURA.
Otro de los enigmas de la humanidad, el estado o el mundo.
No se sabe la razón porqué en todos los lugares de afluencia de público, de entrada gratuita, públicos y privados, tienes que encontrar una abuelita Paz, o similar.
Cuando quieres tranquilidad, ahí está para contarte vida y milagros de no se sabe quien, del vecino, suyo, o de uno que conoce a la vecina o prima de su cuñado. ¿Porqué hay tantas así? ¿Qué hemos hecho el resto de la humanidad para aguantar esta lacra? ¿Quién los envía? ¿Se pueden prohibir? O acotar como se hacen en los cotos de caza. ¿Se les puede prohibir salir de casa? Ya se les llevará la comida a casa, que vaya el señor Amazon, o el de la mercasecta, o el del consumo o lidel. Pero alejarlas de mi, que cualquier día tendrán un accidente, o les caerá una pizza por encima. Así hablarían, y con razón.
No se si ayudan a llenar o vaciar lugares de culto como bares y panaderías. Pero dan por c… un rato, eso seguro.
Para los que aún no sepan identificar a estos seres, que a mi parecer, no se quien, si el estado, los ayuntamientos o el destino, las reparte de modo ecuánime por todos los lugares por donde se te ocurra ir, estas características que reseño se pueden añadir a las anteriores:
- La falda antigua forma parte de su atuendo, a juego con la chaqueta que se la ponen por encima de los hombros.
- Moño y raya en medio.
- Bolso pequeño.
- Conocimiento total del vecindario, su vida y milagros.
- Suelen meterse detrás de los mostradores, en caso de haberlos, no conocen obstáculos.
- La mayoría suelen ser solteras, viudas, sin pareja conocida aparte de un perro pequeño o gato.
- Si te saludan, da por perdida esa mañana o tarde.
- Es difícil que tengan descendencia, y si la hay, esta tiene 2 opciones: o es la mejor, más completa, más perfecta y todo lo que más, o estaa misma descendencia se esconde o niega la tenencia o relación con la abuelita.
La activación de estos seres suele ser por voz o mirada. Es decir, basta darle los «buenos días» para que te someta a un interrogatorio que no te lo hace ni «Perry Manson», Colombo o Chuck Norris en sus buenos tiempos. Una batería de preguntas que no te da tiempo a rechazar ninguna de ellas, succionándote cualquier neurona que tengas y se le ocurra reaccionar, o rechazar una pregunta. La peor situación es cuando tienes que permanecer en el negocio, panadería, pastelería, tienda, bar o similar, y tienes que capear el temporal, esperar a que la susodicha se canse (hecho improbable) o se vaya.
Hilfe, rette mich!
