LA VENTANA DISCRETA

Mirando desde el interior del cristal del cubículo del tanatorio, habitación de luxe, no hacen más que asomarse al cristal brillante poniendo caras de aflijidos con las consiguientes frases ya preparadas para el evento que los que se quieren hacer notar por su incultura le llaman «Óbito». Sin saber su significado, pero como queda bien que los demás oigan su versada prosa, suelta el «palabro» para impresionar ante el resto de presentes, su gran conocimiento de la lengua de Cervantes.

El cual visto desde la misma linea, altura, frente al cristal de la floreada capilla del  «Aparcadero de cuerpos inertes «, también conocido como tanatorio. Hasta con la muerte hay negocio, ruin. Lo fácil que era antes quemarlos entre madera y paja …. como hacían griegos y romanos.

Atención, pregunta: ¿Cuando uno muere desde donde ve a los demás? ¿Desde arriba como es tradición? ¿De frente? ¿Llevas una bola férrea tipo preso en Alcatraz? ¿O simplemente se apaga la luz, el sol?

Muchos creen, y cuentan que han visto esa luz, el pasillo largo con techo cóncavo, al estilo de las «checas» en Madrid durante la guerra civil del 36. ¿Realmente estaban muertos? Pues lo cuentan con tanta convicción aquellos que dicen haber pasado por ese túnel, que te convencen, te lo hacen creen, como que su sueño es la verdad absoluta.

¿Porque casi todos ven un túnel oscuro con la reglamentaria luz al fondo y no una calle como el momento del final de sus vidas? ¿Porque la luz blanca en todos estos retornos a la vida? ¿Porque debe ser blanca la luz y no en colores a elegir?

Bien, volviendo al «aparcadero de muertos», o «zona Azul», ya que hay que pagar por morirse, como decía antes, veo el teatro de los vivos, todos aflijidos, todos serios, dando toda clase de detalles positivos del protagonista, ya sin vida, que no se podrían aguantar mucho por el difunto, acompañadas de una prolongada dotación de alabanzas, todas pronunciadas para diferenciarse del resto del vulgo presente.

Siempre pensando en mi egoismo puro.

No se si se podrá invertir la escena por un momento y ver a todos esos visitantes desde el cristal desde donde me observan preparado para convertirme en nada, lo que soy ahora, nada.