REDES INSOCIABLES

Tanto que verborrean palabras y alabanzas, júbilos y bendiciones con estas nuevas maneras de relacionarse de su misma especie, muy entre comillas, paréntesis y puntos suspensivos. ¿De que vale estar horas delante del «Caralibro», la nueva Biblia de los quinceañeros/as?, digo Biblia porque si citas al libro de los moros podría quedar sin cabeza o grapado a una carga de C4.

Vale para decir que estan conectados, hablando con otros amigos, que no ven, no lo oyen,

supuestamente siendo el amigo con el que crees estar hablando. Solo en teoría, pues la práctica ha dado muchos desengaños. Está claro que el 90% se conocerán de verdad, pero los casos que afloran, la punta del iceberg, es más ruidosa que la verdad que esconde debajo. Muchos aprovechan estos programas como medio de hacerse conocer, un egocentrismo que necesitan que salga al exterior, un auténtico narcisista…

Puedes saber los gustos, personalidad, o estado social en menos de un para de parsecs, o de minutos. Y la competición por ser más famoso ya ha empezado, miles de «amigos», que ni siquiera son conocidos solo por el egocentrismo, el quererse a si mismo  queriendo ser el centro de la humanidad de «CaraLibro, Tuister, 20″ o de otros programas parecidos ya estructurados por edades o aficiones. La intención es que afloren los egos internos de notoriedad narcisista más que los del «vecino».

Lo peor de esto, es que si antes se hablaba poco porque no existían los vehículos de transporte de palabras actuales, ahora está la magnífica escusa de no hacer falta ni salir de casa para hablar, ya lo hacen con los dedos acompañados de una deformidad del cuello hacia delante, deformidad curva de los pulgares y una caida de pantalones pronunciada.

Algunos dirán a su favor que es una nueva forma de relacionarse, de hablar, todo escusas. Esas formas comunicativas ya existían hace más de 15 años con el pleistocénico Messenger, y multitud de foros temáticos, más centrados en temas concretos donde los usuarios no necesitaban tener un gran ego para mostrar.

No se la cantidad de horas que están «moviendo los dedos», pero aún estando juntos físicamente, todos en menos de un par de metros, la posición cráneo-inclinada no varía, pues siguen hablando entre ellos y los que no han podido asistir a su supuesto encuentro. Otra de forma de vida dependiendo de las máquinas, cual enfermo terminal.