diciembre 23 2011

VUELTA Y PROCESO

Poco durò el retorno del yeti, al día siguiente otra vez «Caído por dios y por España», no he durado ni 24 horas, casi justo. De vuelta a manos de los «veterinarios» de turno, pero esta vez de los de verdad, los «Pata negra» de la Avda. del Cid, los que averiguan «el porque» de las cosas y no como los «pongame» que me tocaban en las SS locales, que pidas lo que le pidas te lo dan para que les dejes seguir leyendo el QUE, MARCA, 20 MINUTOS, etc.
El asunto empezó sobre las 12 del pasado dia 22 de Diciembre en el Rancho, donde parecia todo moverse al mismo son, se movia el mostrador, las murallas que nos separan del poco vulgo que teniamos cerca, que nos avasallaban con las preguntas más inútiles y compras más compulsivas, pero en la tercera parte que era el año pasado.
bueno allá a la 1 ya el asunto se iba complicando , pues no podia mantener la estabilidad, creo que era por la Lyrica, pero al final no fue eso.Al acudir al «Veterinario local del rancho», alli me hacen esperar, y esperar, hasta probar que se me habia pasado el mareo, se hacen las 2 y media hasta que se deciden en llamar a que me vengan a recoger pues después de casi un mes de baja anteriormente, ¿Ahora querian que fuera al hospital! ¡Ahora se decidian dar un paso adelante! ¡xD! Y es que en las SS locales, si les dices blanco, pues blanco, si les pides la baja en el rancho, pues baja que te dan, si les pides paella, pues paella te dan; en tal que no les molestes para que puedan ir a almorzar, y por la tarde no trabajar, lo demas te lo dan todo, son así de agradecidos.
Bueno, del «Veterinario» salí «motorizado» versión española de la «Acorazada de Brunete», hacia la parada de los morarores de los urinarios, los mayores ususarios de tan loable lugar, «El meodrono», pues ellos, los taxistas son.
Allí fuimos, mi dueña y el que suscribe hacia el «Abismo de Helm», en la avenida del «Campeador», como  decia en un principio. Pues nada, allí que me quedo varado sobre las 4 de la tarde, habiendo comido menos que un negrito el dia  de Navidad, recalado, en una silla de ruedas, aparcado en un pasillo, en un principio, luego seria peor.
Como a las 5 me aparcaron en otro sitio, mas parecido a un asilo del fin del mundo, donde no hacian que poner más y más cuerpos en sillas de ruedas, camillas, con goteros, en sillones, todos allí cual recibidor en Ausvich, y de vez en cuando nombraban a alguien, que en la mayoria de los casos no estaba, otros aparecia, diciendo «yo, yo, yo soy», como si le hubiera tocado la loteria, bonoloto, quiniela, todo junto. Y no era para menos, pues ya habian amontonados unas 15 personas, un par de negritos, y payo-ponis, estos ultimos sin ninguna documentación, y siendo atendidos, ¡Tocate los hue…!Se hacian las 6 de la tarde, y con un mareo como si hubiera tomado 18 cervezas pero sin haberlas tomado, ¡Que es lo peor! Tres «esemeses-sms» con mi dueña, queriendo el que suscribe tirar la toalla, viendo el «anárquico mortuorio» aquel. Las 6 y media, cuatro o cinco lugareños que supuestamente trabajaban allí llamando a gente que no existia, y mientras seguien entrando mas cuerpos al pequeño cubículo donde me encontraba encastrado en un cutre sillos de «escai».
Parecia que estaba en la antesala del gaseador de Ausvich, con un único pensamiento, de abandonar aquel caótico lugar, lejos de cualquier hito de civilización, o como si estuviera solo en el espacio, lejos de cualquier lugar habitado por ser o extraterrestre. Se hacen las 7, 7 y media, y aparece el «angel de la Guarda» encarnado en un familiar residente en aquel caótico lugar, aunque no de ese mismo rancho, dominaba los hilos internos, se sabia over y con quien hablar para que me pusieran el primero de la lista de Slinder para ser salvado y poder entrar en boxes, nunca mejor dicho, casi ya las 8, con más hambre que un etiope al final de un marathon doble en el desierto del Sahara. no hay nada mejor que tener «amigos-conocidos-parientes» o lo que sea en cualquier lugar. En media hora ya esta diagnosticado, y visto por el matasano de turno, y otro especialista-matasanos de la oreja, que era donde tenia el problema. A las 9 en la habitacion, mini-rancho asignado, y con solo otro combatiente herido como compañero momentaneo, temporal. Casualmente vástago de un integrante de la derecha total, y defensora de la unidad patria E2000.
Con la cantidad de cuerpos móviles que pululan por aquel sitio donde pasé casi 2 dias, no se como no quiebra, si tenian que trabajar el doble, un chollo es el pertenecer a aquel rancho de matasanos. Eso de que en  este pais tres miran y uno trabaja, creo que se queda corto viendo la cantidad de cuerpos flotantes que deambulas, y «hacen como si trabajan», porque aquello no es trabajar, sino asistir a la colocación, nunca mejor dicho.
Eso si, con la ayuda de la dueña del ex integrante del rancho de las ñapas donde asisto a mi colocación, y habitante de otro rancho contiguo al que estaba en esos momentos yo aparcado, las pruebas que me tenian que hacer se hicieron sin hacer cola, cual «Veterinario privado se tratase». Y es que no hay nada mejor que pudiera pasarme en esos agónicos y caóticos momentos de aquel bagaje temporal.
Decir tiene que en las distintas pruebas que conmigo se hicieron, cual probeta de Fleming, se cumplia la máxima de uno trabaja, 4 miran. Aparcado en distintos pasillos, esperando que a los buenos «currantes» les diera por moverse, algo, despacio, no vaya a ser que las hernias colmaran sus traspuestos cuerpos cuidados a base de refrescos y periódicos del suburbano. Para uno que hacia su cometido, diez deambulaban solo pensando en que hacer el fin de semana próximo, o esa misma tarde, o quizás ese mismo momento de inspiración.
Resumiendo, y acabndo, al final salí de aquel errático lugar, prometiendome que en cuando pueda me hago un seguro veterinario privado.

diciembre 21 2011

EL RETORNO DEL YETI-III

Volví al rancho, un mes después, y todo sigue igual. Con algún bulto sospechoso de la otra parte del charco o del muro de acero, lease de ranchos del Este, del telón de acero, que se decía en la antiguedad de los tiempos.
No ha cambiado nada a la excepción que han puesto luz en algunos muebles, porque por lo demás, todo sigue igual, pero rasgandose las vestiduras dado que no vienen ni los de la otra parte del charco, ni a llevarse lo que no es suyo.
Absolutamente nadie, cuatro momentos de gloria pero sin apelotonarse en absoluto.
La recepción no es que haya sido triunfal, simplemente no ha sido, como si me hubiera ido de fin de semana. Aunque la verdad es que no la esperaba no esperaba banda de música, no. Nunca he visto eso por éste rancho conmigo nunca, a otros si, pero son los /as elegidos para la gloria, y ahí no estoy yo, en ese grupo no.
Aún no me siento muy solo, pero no espero más compañia allí, aunque ésta tarde esté «Lucia la Corista», más conocida antes como «La Monja». La verdad es con las pocas que hablo, aunque con «La Mari» también, pero no es lo mismo. «La Monja» fue la única que me llamó en mi periodo de ausencia en el rancho. Que además cada vez somos menos pero en todos los senidos, menos moradores y menos visitantes, todo de capa caida, y a 3 dias de Navidad, y sin intercambiar cromos con los que vienen de visita.
Ya me decían que no me perdía nada, y es verdad, aunque no llegaba a creermelo. Esta la cosa «muy malita».

diciembre 3 2011

CAIDO POR DIOS Y POR ESPAÑA

Me encuentro caido, por Dios y por España, con unos raros mareos ya una semana en el dique seco, como los buenos barcos, sin poder navegar hacia donde quisiera, y parece que aún será por unos dias más en la previa del maratón de «Ahi que me lo quitan de las manos», con la angustia que me da eso, tanta aglomeración con el ansia viva solo para comprar porque hay que regalar por obligación, por narices, no porque se desee, sino porque si, la fecha obliga a ello, y si no lo haces eres el malo, y señalado como «rarito» y marcado por la sociedad circundante.
Por otra parte, el no estar en el rancho es motivo de tranquilidad continua, del mar de la transición, del estar lejor de la fiera aborágine, y falsedad, con risas falsas, más que un billete de 6€, que poco me gustan y cada vez las veo y tolero peor. Pero allí abundan, por lo que no me fio allí de nadie, nadie es de total confianza. Alguno como «maese relojero» parece más cercano «al populus», pero no más, no hay muchos ni con los dedos de una mano diria los que hay allí con quien hablar. Nada todo pura fachada sin vigas que la sujeten, solo cuestión de tiempo para que caiga, y espero estar lejos, alejado, al menos, para cuando ese echo tenga lugar.