El pasado Sábado fue un día memorable, una entrada al antiguo rancho por la puerta grande, saludando al respetable, capa en mano.

En otras palabras, que solo fui a despedirme de «La defensora del Alcázar», no creo que valiera la pena despedirse de nadie más a esa hora. Pues su deportación al “Economato” es para el Lunes. Imagino que el ”Dios local”, “El Mesías”  y  alguno más harán una fiesta por haberse quitado de en medio un lastre para ellos.A ella no le han dicho nada estos dos, escusandose en que su jefe directo es e Sheriff local, asi ellos ni le dirigen la palabra pues esto es cierto al habermelo contado ella en persona. No sabían como deshacerse de ella, o no se atrevían o no sabían, y ha tenido que ser ella la que casualmente les de la solución. Dado que no le concedían ningún beneplácito con respecto al resto de seres vivos que forman el rancho. Tanto es así, que siempre ha sido la última en recibir cualquier información que hubiera que saber o cumplir; tanto es así que no le habían dicho que el que suscribe, ya no forma parte de ese rancho. No la consideran de su “manada” , solo como a alguien que tienen que aguantarla allí. Y como dije antes, más de esos pseudo-compañeros guays, con ella solo hablan lo imprescindible, ni una palabra de más. Cuando se hacen cenas de empresa, presentación de algún producto del rancho, no le dicen nada, ni le informan de las novedades de mercancías, técnicas o normas, como si ella estuviera en una celda de castigo sin comunicación con el exterior.

De los distintos seres con dos patas que pastaban por ese suelo, no había nadie más que en un año se hubiera puesto en contacto con el que suscribe aparte de la que “Todo lo mío es importante y yo más” que estaba por la mañana, aparte de éste inciso, a nadie más. Normalmente el enfermo no llama a los demás para interesarse por su salud, sino al revés. Por lo que no había ningún motivo fehaciente para que perdiese tiempo con aquellos seres andantes. Solo se acercaron 3 habitantes de las pantallotas, y la EA3 que tropezó conmigo con su amable frase:¿Uy que sorpresa?¿Que haces por aquí?  Casi le contesto, que a verla no había ido, pero me callé a tiempo. Lo mejor fue la ausencia de su alma gemela, la protegida del Sheriff, la cual le queda poco de ser protegida pues el paso al IMSERSO del Sheriff es cuestión de meses.

Los habitantes del rancho pantallótico, me temo que vinieron porque estaba a 5 metros de ellos y hablando con su Sheriff también. No creo que fuera por otro motivo, pues de haber querido ponerse en contacto necesariamente, ya son mayores para saber  o averiguar la forma de contactar.

Tampoco estaban afortunadamente los de la banda mafiosa, con “La fallera Mayor mayor” al frente. Mejor, pues su teatro me es conocido, y falso a la vez, con su acertada puñalada nada más te des la vuelta.

No creo que tenga motivos de ir otra vez allí de vez.